Jarrapellejos: 12
Capítulo XI 12 Pág. 12 de 18 Jarrapellejos Felipe Trigo Retornaban a un período de gran actividad los curas, las Hijas de María y la Asociación de San Vicente. Inicuamente asesinado Canalejas, y habiendo querido el conde de Romanones, su sucesor, acentuar por un decreto la nota laica en la enseñanza, los clericales y conservadores, interesando a las señoras, sobre todo, apercibíanse a la protesta. Con el banderín del Catecismo, se recogían adhesiones, en las ciudades igual que en las últimas aldeas; se hablaba de una magna manifestación del sentimiento religioso, base de toda virtud, tan clásicamente español, tan malherido por el conde «demagogo»; preparábase magnífico el centenario Constantino, y la prensa nacional, en pro o en contra, y con tal ruido que estuvo a punto de olvidarse hasta Belmonte y Joselito, los dos taurinos «fenómenos», no se preocupaba de otro asunto. Mientras, aquí y en miles de pueblos, ocurría la habitual y pequeña cosa...
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