Ismael : 30
Ismael : 30 de Eduardo Acevedo Díaz El charrúa se desmontó, y púsole manea. Echose luego en tierra sobre el vientre, y fuese arrastrando entre las matas, evitando en lo posible todo ruido. Las rótulas y los codos a manera de rodillo, impulsaban vigorosamente su cuerpo, que al deslizarse en la espesura parecía desarticulado o elástico. Esa marcha de jaguar y de reptil tuvo sus pausas. Deteníase el indígena por momentos, apoyábase en las manos arqueando los brazos y levantaba poco a poco la cabeza, hasta dominar con su visual el mar de las yerbas. Enseguida, satisfecho de su observación, renovaba sus esfuerzos, procurando dominar la cuchilla -verdadero punto de mira para el logro de su pesquisa. Nada había visto hasta entonces que le inspirara sospechas. El campo parecía desierto. Sin embargo, después de arrastrarse breves momentos, ya próximo a la cresta de la loma, el charrúa aplicó el oído...
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