Introducción a Napoleon Bonaparte
NAPOLEÓN o la erótica del poder. No hay que inventárselo ni deducirlo al cabo de un análisis profundo de su personalidad; lo confiesa él mismo paladinamente: «Amo el poder, sí, pero lo amo como un artista…, lo amo como un músico ama su violin, para sacar de él sonidos, acordes, armonías.» Estatua de Napoleón I Bonaparte en Bastia (Córcega). El poder es su meta, su norte y su guía. Pero no vaya a creerse que eso le quita el sueño: «Yo no tengo ambición… o, si la tengo, es tan natural, tan innata en mí, se halla tan fuertemente ligada a mi existencia, que es como la sangre que corre por mis venas, como el aire que respiro; no me obliga a ir más deprisa ni de otra forma que los móviles naturales que hay en mí; jamás tengo que luchar por ella ni contra ella, ni me presiona un sólo instante; siempre va al compás de las circunstancias y del conjunto de mis ideas.» Es un destino contra el que no puede luchar. Todo en la vida de Napoleón se sale de lo normal; es...
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