Inocentes:X
¿Inocentes o culpables? - Capítulo X de Antonio Argerich Pasaron varios meses. José seguía visitando a Carlota y sus amores marchaban en una inteligencia perfecta. Como la señora y su hija estaban siempre ocupadas se había convenido recibirle los domingos. Allí José averiguaba si irían el jueves a lo de Ferreol, y en caso negativo, él también se abstenía. Cuando quedaban un momento solos, Carlota le informaba la hora en que iría a misa el día festivo más próximo, para hacer en la Iglesia comercio de miradas. Nuestro joven, pues, era feliz y avanzaba confiado hacia el porvenir entreviendo celajes sonrosados. Pensaba pedir en breve la mano de la niña para formalizar un compromiso, que a la vez de alentarlo lo dejase tranquilo a este respecto. Esperaba solamente la terminación del año, para ver si don Guillermo le aumentaba el sueldo. Entre tanto se curaba, y según la opinión del médico, iba en vías de un restablecimiento completo. Si su sueldo no mejoraba...
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