III. Universidades y catedrales
Formación escolástica Dejando para otro momento la exposición de la doctrina o contenido transmitido en las universidades medievales —sobre todo en Filosofía y Teología, en las que se forma fundamentalmente Tomás de Aquino en Napoles y Colonia—, detengámonos ahora en el método o forma de transmisión. La formación escolástica es magistral y libresca. Se basa en la autoridad de los maestros. De ahí la importancia que adquieren los manuales. Maestros y estudiantes han de estar provistos de manuales para estudiar el programa: Graciano, en Derecho; Hipócrates y Galeno, en Medicina; Pedro Lombardo, en Teología; Petrus Hispanus, en Filosofía. Es una enseñanza tradicional que se apoya en la autoridad del maestro. Hacia mediados del siglo XIII se van imponiendo las summas o compendios. Santo Tomás, insatisfecho de estos manuales, dedicará lo mejor de su tiempo y esfuerzos a la realización de la Summa Contra Gentiles y Summa Theologicae en que encontramos la síntesis de su pensamiento filosófico-teológico. La enseñanza escolástica tenía, sobre todo, un método. Una forma de aprendizaje y de trasmisión de la doctrina. En un esfuerzo de síntesis lo podemos resumir en estos momentos: l.º) La lectura de un texto (lectio), etapa que desaparecerá pronto para dar lugar a la información. 2.º) El planteamiento (quaestio) de un problema. 3.º) La discusión (disputado) de este mismo tema. La disputatio constituye como el punto central del proceso lógico. 4.º) Por último, la decisión intelectual o conclusiones (determinado). La posesión y dominio de este sistema escolástico crea un escolástico, un intelectual creador de problemas que excitan su reflexión y crean una toma de postura ante los mismos. El dominio de la lógica, sobre todo el silogismo en sus diversas formas, hace del escolástico un enemigo inexpugnable. No hemos de creer, sin embargo, que el pensamiento escolástico discurre sólo a través de un método. El contacto entre alumnos y profesores supone y crea un clima de espontaneidad, sorpresa e improvisación. Dentro de este clima no tan riguroso escolásticamente, están las llamadas disputas Quodlibetales. Todo maestro había de estar dispuesto a discutir públicamente dos veces al año un problema planteado por cualquiera sobre cualquier tema. Santo Tomás nos ha dejado de este género de disputas ejemplos magistrales, que indican un dominio en el género de la argumentación silogística y de la distinción. Como veremos, sus obras, en general, son un ejemplo del método escolástico sobrio basado en la exposición, planteamiento, discusión y resolución de un problema. Resumiendo, diremos que la Universidad medieval está poco comprometida con los problemas de la sociedad; forma, sin embargo una inteligencia «que proporciona una parte notable de los altos funcionarios de la Iglesia y poderes públicos». Forma una élite intelectual asociada al poder que contribuye en gran medida a conferir al siglo XIII su madurez y su equilibrio.
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