III. Los jóvenes hegelianos

27/01/2011 4.064 Palabras

Jenny, su mujer En 1837, Karl Marx había pedido la mano de Jenny von Westphalen. Este acontecimiento espantó a toda la familia de la joven, perteneciente a una de las familias más aristocráticas, y no poco también a su propio padre que consideraba a su hijo como una real incertidumbre para una joven como Jenny. En una de sus innumerables cartas a Karl le dice: «He hablado con Jenny y hubiera deseado poderla tranquilizar sobre todo… Ella no sabe cómo sus padres juzgarán vuestro amor. El juicio de los padres y del mundo no es cosa para olvidar» —recuerda el viejo Marx en su estilo profético y mesurado— y prosigue: «Jenny te hace donación de un inestimable sacrificio… ¡Ay de ti, si en el curso de tu vida lo olvidas…!» sentencia en uno de los párrafos.

This website uses its own and third-party cookies in order to obtain statistical information based on the navigation data of our visitors. If you continue browsing, the acceptance of its use will be assumed, and in case of not accepting its installation you should visit the information section, where we explain how to remove or deny them.
OK | More info