Grandes esperanzas: 19
Grandes esperanzas de Charles Dickens Capítulo IXX La mañana trajo una diferencia considerable en mi esperanza general de la vida y la hizo tan brillante que apenas me parecía la misma. Lo que más me pesaba en mi mente era la consideración de que sólo faltaban seis días para el de mi marcha; porque no podía dejar de abrigar el recelo de que mientras tanto podía ocurrir algo en Londres y que cuando yo llegase allí el asunto estuviera estropeado o destruido por completo. Joe y Biddy se mostraron amables y cariñosos cuando les hablé de nuestra próxima separación, pero tan sólo se refirieron a ella cuando yo lo hice. Después de desayunar, Joe sacó mi contrato de aprendizaje del armario del salón y ambos lo echamos al fuego, lo cual me dío la sensación de que ya estaba libre. Con esta novedad de mi emancipación fui a la iglesia con Joe, y pensé que si el sacerdote lo hubiese sabido todo, no habría leído el pasaje referente al hombre rico y al reino de los...
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