El Terror de 1824 : 11
El Terror de 1824 : 11 de Benito Pérez Galdós Dejamos a D. Patricio como aquellas estatuas vivas de hielo, a cuya mísera quietud y frialdad quedaban reducidas, según confesión propia, las heroínas de las comedias tan duramente flageladas por Moratín. El alma del insigne patriota había caído de improviso en turbación muy honda, saliendo de aquel dulce estado de serenidad en que ha tiempo vivía. Dudas, temores, desconsuelo y congoja le sobresaltaron en invasión aterradora, sin que la presencia de Sola le aliviara, porque la huérfana habló muy poco durante todo aquel día y no dijo nada de lo que a nuestro anciano había quitado hasta la última sombra de sosiego. Mas por la noche, cuando la joven se retiraba, volvió a decir la terrible frase: -Si yo me fuera a Inglaterra, ¿qué harías tú, viejecillo bobo? D. Patricio no pudo hablar, porque su garganta era como de bronce y todo el...
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