El Señor de Bembibre:27
El Señor de Bembibre Capítulo XXVII de Enrique Gil y Carrasco Después de la malograda empresa que acabamos de describir, el conde mandó a pedir refuerzos a sus estados de Galicia, firme en su propósito de lavar con la toma de Cornatel la afrenta recibida. Antes de que llegasen, sin embargo, las mesnadas de Arganza y Carracedo cruzaron el Sil al mando de don Alonso Ossorio, y fueron a engrosar sus diezmadas filas, socorro oportunísimo en aquellas circunstancias poco favorables, no sólo por el número y calidad de sus guerreros, sino por el prestigio que el señor de Arganza disfrutaba en el país, y sobre todo por el sello de religión que parecía poner en la demanda la intervención del abad de Carracedo, justamente respetado por sus austeras virtudes. La confianza volvió a renacer con esto en su pequeño ejército, y como a pocos días de Cabrera comenzaron a venir nuevas bandas otra vez florecieron en el conde sus antiguas y risueñas esperanzas. La entrevista de...
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