El retrato de Dorian Gray : 17

El retrato de Dorian GrayCapítulo 17 de Oscar Wilde Una semana después, Dorian Gray, en el invernadero de Selby Royal, hablaba con la duquesa de Monmouth, una mujer muy hermosa que, junto con su marido, sexagenario de aspecto fatigado, figuraba entre sus invitados. Era la hora del té y, sobre la mesa, la suave luz de la gran lámpara cubierta de encaje iluminaba la delicada porcelana y la plata repujada del servicio. La duquesa hacía los honores: sus manos blancas se movían armoniosamente entre las tazas, y sus encendidos labios sensuales sonreían escuchando las palabras que Dorian le susurraba al oído. Lord Henry, recostado en un sillón de mimbre cubierto con un paño de seda, los contemplaba. Sentada en un diván color melocotón, lady Narborough fingía escuchar la descripción que le hacía el duque del último escarabajo brasileño que acababa de añadir a su colección. Tres jóvenes elegantemente vestidos de esmoquin ofrecían pastas para el té a algunas de las...

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