El pesimista corregido: 29
29 Pág. 29 de 31 El pesimista corregido Santiago Ramón y Cajal Hasta las propias desgracias presentáronsele ahora bajo un aspecto nuevo y singularmente alentador. Descubría en ellas una como providencial advertencia de la debilidad creciente de su raza y de la necesidad inaplazable de vigorizarla física y moralmente. Y ya en el camino de la justicia y de la sinceridad, cayó en la cuenta de que, en los desdenes y pretendidas injusticias de los hombres para con él, palpitaba un gran fondo de sabiduría y previsión social. Lo que, apreciado desde el punto de vista del yo egoístico, parecía crueldad, mirado desde la serena cima de la utilidad colectiva, transformóse en caridad bien entendida. Convertido gradualmente de esta suerte al culto fervoroso de la especie, fué pío e indulgente con sus adversarios; pues echó de ver que no pocos de los impulsos, al parecer antipáticos y egoístas de los hombres, representan, detenida y serenamente analizados,...
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