El pesimista corregido: 26
26 Pág. 26 de 31 El pesimista corregido Santiago Ramón y Cajal Al llegar a este punto de sus cavilaciones cayó Juan en profunda postración. Lo triste evoca lo triste. A su mente acudieron en tropel dolorosas remembranzas: la prematura muerte de sus padres, ensueños de gloria desvanecidos, amores sin esperanza. Al exceso de emoción intensa y angustiosa sucedió un estado de subconciencia durante el cual percepciones e imágenes lucían a intervalos como llama próxima a extinguirse. Haciendo, empero, un poderoso esfuerzo interior, a fin de encender de nuevo la luz del pensamiento, continuó: Veo negro y siento frío. Me parece que una ola tenebrosa de la noche estelar penetra en mi alma; que la temperatura glacial de los espacios interplanetarios me empapa como el errabundo aerolito; que las células de mi cuerpo pugnan por dispersarse como enjambre de abejas enloquecidas... ¡Lástima que la muerte suspenda la conciencia sin transferirla del cerebro a la...
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