El pesimista corregido: 03
03 Pág. 03 de 31 El pesimista corregido Santiago Ramón y Cajal Toda batalla perdida exige un traidor o un Mefistófeles responsable del inopinado desastre. Y cuando no le hay -según ocurre generalmente- es menester inventarlo. Sólo a este título, el hombre, animal de descargas motrices, logra conciliar la calma y recuperar la confianza en sí mismo. Para no romperse por dentro, fuerza es romper algo por fuera. Varios son los modos de desahogo: un Bismarck despechado arroja al suelo la loza y la patea furioso; un opositor fallido debe arrojar -verbalmente se entiende- al arroyo la justicia del tribunal y la suficiencia de los contrincantes. ¡Ah, de cuántos males nos libra esa reacción imbécil, pero salvadora; ese soberano derivativo del despecho en lenguaje de zumba llamado derecho del pataleo! Mas para lograr rápidamente tan saludable baldeo cerebral (el cual nos deja como nuevos, reconduciéndonos como hipnotizados y henchidos de vivificante esperanza...
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