El papá de las bellezas: 11
Capítulo XI 11 Pág. 11 de 11 El papá de las bellezas Felipe Trigo Hipólito echaba de menos el confortable dormitorio de casa de Luz, y las excelentes comidas de Luz y de Matilde, que, entre todas las demás, esmerábanse en agasajarle. Por suerte, faltaban pocos días para cumplir el mes del viaje que las anunció. Al siguiente recibió esta carta: «Nuestro querido padre...» ¡Caracoles! «Nuestro»... ¿era que se juntaban dos para escribirle? Volvió la plana del pequeño pliego, y vió dos firmas: Luz, Irene. ¡Caracoles! ¡Caracoles! Tornó á leer. «Nuestro querido padre: enteradas del secreto que nos hace hermanas por usted, á quien bendecimos, y horrorizadas y arrepentidas de la infame vida que llevábamos, hemos tomado una resolución: refugiarnos en el convento de las Margaritas del Pilar, hacia donde partimos esta noche. Hemos realizado todas nuestras joyas, nuestros lujos, nuestros muebles, juntando también nuestros ahorros, que así ascienden...
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