El Niño de Guzmán: 12
Capítulo XII 12 Pág. 12 de 13 El Niño de Guzmán Emilia Pardo Bazán La leyenda del Cristo La resolución de partir sosegó algún tanto a Pedro. Vistiose, salieron y fueron derechos al palacete de la Sagrada. Sólo encontró visible al Duque. Mauricio sin duda descansaba de las violentas impresiones de la víspera; ni él ni Bernarda habían asomado la cabeza fuera de sus habitaciones, y Arcángela, quejándose de una recrudescencia de la jaqueca, tampoco se presentaba, ni pensaba almorzar en el comedor. Mostrose el tutor con su pupilo sumamente expansivo y paternal: ¿por qué no se traía las maletas? ¿Por qué, a lo menos, no comía allí? Que no hiciese caso de chiquilladas; que no se amostazase por una broma... Menos había que tomar en serio a Mauricio... -y afincando el dedo índice en mitad de la frente, quiso significar que su primogénito tenía vena de loco-. No sabía el Niño qué responder. Confuso y avergonzado, sintiendo que el rostro se le...
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