El náufrago (Trigo): 08
Capítulo II 08 Pág. 08 de 10 El náufrago (Trigo)- Segunda parte Felipe Trigo Cuando el conde se bajó en la estación de San Bernardo llevaba ya, no sólo todas sus trazas de hombre respetable, sino también aquel remordimiento que siempre al regresar invadíale con respecto á su mujer. ¡Tan buena! ¡tan bonita la infeliz..., acaso más que Gabby! ¿Por qué se obstinaba él en estas cosas de líos y de queridas? Tomó un simón. Había cruzado los andenes, recatándose, como á causa del frío (aunque hacía una noche nada fresca), en sus complicados chaquetones y arreos de cazador. Un factor y un guardia de Orden público, colocados por él, le habrían reconocido sin tales precauciones. Él propio se causaba risa dentro del fiacre. Con tantos chirimbolos, parecíase un Tartarín. Pero tornó el amargado pensamiento á su mujer, en tanto botaba el coche por las piedras. ¡Sí! Era la verdad que, viniendo harto, se veía negro para disculpar con Josefina,...
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