El jugador: Capítulo 12
El jugadorCapítulo 12 de Fiódor Dostoyevski La abuela estaba impaciente y nerviosa; saltaba a la vista que su obsesión era la ruleta. A ninguna otra cosa atendía, y en general estaba sumamente ensimismada. No preguntó por nada, durante el camino, como por la mañana. Viendo un coche lujosísimo que pasaba ante nosotros como un torbellino, inquirió: "¿ Qué coche es ése? ¿De quiénes?", pero creo que no oyó siquiera mi contestación. A pesar de su impaciencia, no salía de su ensimismamiento. Cuando le enseñé de lejos, al aproximarnos al casino, al barón y a la baronesa de Wurmenheim, lanzóles una mirada distraída y un "¡ Ah!" de indiferencia. Luego, volviéndose hacia Potapytch y Marta, que venían detrás, les dijo:-Pero bueno, ¿vosotros por qué me seguís? No os voy a llevar siempre conmigo. Volved al hotel... Me basta contigo -añadió, dirigiéndose a mí, cuando aquéllos, después de un saludo tímido y embarazoso, se alejaron. En el casino aguardaban ya a...
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