El final de Norma: Tercera parte: Capítulo IV
El final de Norma Capítulo IV de Pedro Antonio de Alarcón Volvía de Malenger hace cuatro días, cuando, al pasar por las gargantas del Monte Bermejo, caí en poder de unos bandidos. Bajáronme del caballo, atáronme los brazos a la espalda y me obligaron a penetrar por un barranco, en cuyo término había una pequeña explanada rodeada de cuevas. Al verme llegar, adelantose hacia mí un enmascarado, a quien dieron los bandidos el nombre de capitán. El capitán, pues, me desató los brazos y me condujo a la menos repugnante de aquellas cuevas. -Sentaos... -me dijo, haciéndolo él. Yo lo imité. Su voz era juvenil y su porte distinguido. -Jarl... -prosiguió el enmascarado-: he turbado vuestra tranquilidad... -¡Basta!... -interrumpí yo-. ¿Quieres mi dinero? Toma. Y arrojé mi bolsa a sus pies. -Tomad vuestro oro... -dijo el bandido con voz alterada-. Aquí no se trata de eso. -Pues ¿de qué se trata? -De vuestra hija. -¡De Brunilda! -exclamé aterrado. -¡Al...
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