El final de Norma: Segunda parte: Capítulo XIV
El final de Norma Capítulo XIV: Pistoletazo de Pedro Antonio de Alarcón Serafín estaba frío, inmóvil. Veamos lo que había sucedido. Acongojado el artista al verse abandonado lejos de su patria; separado de Brunilda; sin casa; sin haber dejado a la joven indicio alguno para que le diese una cita; expuesto a helarse o a ser robado; en un país desconocido, cuyo idioma no entendía; con diez y ocho mil reales por todo capital, etcétera, etc., concibió una idea desesperada... Y sacó una pistola. Recordaba que en otra situación no menos crítica, en que su vida corrió inminente peligro, se había salvado disparando un tiro al aire, y se había propuesto disparar ahora otro... para salir de una vez de apuros... ¡Pero dispararlo también al aire, por supuesto! Su idea no era desacertada. -Si aquí hay policía -pensó-, acudirá al oír el tiro. Si no la hay, habrá suicidas y piadosos. ¡Veamos si algún piadoso cree que soy un suicida, y acude a socorrerme! Yo me...
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