El falso Inca: 14
El falso Inca de Roberto Payró XIV - ENTRE DOS FUEGOS Carmen curó la herida de Luis Enríquez con agua de tusca y otras hierbas medicinales, y los tres fueron a refugiarse en una de las muchas aldehuelas abandonadas que había entre las breñas, pues sabido es que no sólo se despoblaban los valles por la invasión de los españoles, sino que también los indios acostumbraban cambiar con cierta frecuencia sus habitaciones, por lo que es hoy tan difícil calcular el número exacto de los calchaquíes. La aldea, o más bien, las ruinas de la aldea, estaba en una altura, edificada en redondo, con pirca de piedras sueltas, y cercada de cardones y árboles espinosos. Allí durmieron, al abrigo de cualquier sorpresa, lejos como se hallaban de todo camino transitable. Cuando despertaron, el sol estaba alto ya. -¿Qué hacemos aquí? -preguntó Enríquez-. ¡Vamos en busca de nuestros hermanos!... -Ve tú -replicó Bohórquez-, y envíame algunos guerreros leales, pero en quienes...
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