El doctor Centeno: 22
El doctor Centeno Tomo I de Benito Pérez Galdós Quiromancia : IV Cuando la criada de la tiíta Isabel abría la puerta, lo primero que se veía... Hablemos con claridad: allí no se veía nada hasta que el visitante se iba acostumbrando a la oscuridad, hasta que sus ojos, ávidos de ver, no pescaban, digámoslo de este modo, en el fondo de las tinieblas este o el otro objeto para sacarlo al espacio visible. Antes que tal fenómeno ocurriera, y no ocurría jamás sin gran trabajo y paciencia de la retina, el visitante percibía gratísimos olores de plantas aromáticas, tomillo, mejorana y orégano, de tal manera fuertes, que se creía en la puerta de un establecimiento de herbolario... Después que había olido bien, empezaba a ver, y lo primerito era una pareja de gatos, grandes, gordos, manchados, saltones. Se daban a conocer primeramente por sus dorados ojos, algunas veces con reflejos verdosos como los del fondo del mar, y luego se distinguían sus blandas piruetas y...
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