El doctor Centeno: 03
El doctor Centeno Tomo I de Benito Pérez Galdós Introducción a la Pedagogía : III Desde el ángulo en que Felipín estaba, quietecito, cohibido, con los pies colgando del alto banco y la gorra en la mano, no se veía sino un extremo de la pieza inmediata, que debía ser como salón o estancia principal del domicilio Florentino. Allí estaban reunidos los convidados, esperando el momento. Se oía grande y gozosa algazara: voces de muchachas, ruido de platos, risas de niños. Felipe veía una de las cabeceras de la mesa, y deliciosos olores de cocina le anunciaban lo que iba a pasar. El observaba todo, callado y circunspecto. Nada perdía su activa perspicacia; nada se escapaba a aquel su instintivo examen de las cosas. De todo, imágenes y olores, iba tomando acta, así como de la figura grande y paternal de D. Florencio, comedido, solemne; de aquellas cejas negras y espesas que parecían dos tiras de terciopelo; de aquel bigote blanquecino, recortado y punzante como...
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