El cisne de Vilamorta: 06
Capítulo V 06 Pág. 06 de 29 El cisne de Vilamorta Emilia Pardo Bazán Agonde madrugó y bajó temprano a la botica, dejando a sus huéspedes entregados al sueño, y a Carmen encargada de meterles, apenas se bullesen, el chocolate en la boca. Quería el boticario gozar del efecto producido en el pueblo por la estancia de don Victoriano. Recostábase en el diván de gutapercha, cuando vio cruzar a Tropiezo, caballero en su parda mulita, y le holeó: -Hola, hola... ¿A dónde se va tan de mañana? -A Doas, hombre... Me hace falta todo el tiempo. -Y al afirmarlo, el médico se apeaba, atando su montura a una argolla incrustada en la pared. -¿Es tan apurada la cosa? -¡Tssss! La vieja, la abuela de Ramón el dulcero... Si dice que ya está sacramentadiña. -¿Y le mandan el recado ahora? -No; si ya fui anteayer... y le puse dos docenas de sanguijuelas que sangraron a tutiplén... Parecía un cabrito... Quedó muy débil, hecha una oblea... Puede que si en vez de...
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