El cisne de Vilamorta: 03
Capítulo II 03 Pág. 03 de 29 El cisne de Vilamorta Emilia Pardo Bazán Segundo García, el del abogado y Leocadia Otero, la maestra de escuela de Vilamorta, se conocieron en primavera, en una romería. Leocadia asistió a ella con varías chicas a quienes había enseñado el a, b, c y el pespunte. Ante aquel coro de ninfas, Segundo recitó poesías más de dos horas, en un robledal, lejos del estrépito del bombo y gaita, donde sólo llegaban leves rumores de la fiesta y del gentío. Estúvose el auditorio como en misa, si bien ciertos pasajes, almibarados o fogosos, produjeron entre las chiquillas codazos, pellizquitos, risas reprimidas instantáneamente; pero de los negros ojos de la maestra, a lo largo de sus mejillas, picadas de viruela y pálidas de emoción, resbalaron dos lagrimones tibios y gruesos, y otros después, tantos y tan juntos, que hubo de sacar el pañuelo y limpiárselos. Luego, al regresar, cuando lucían en el cielo las estrellas, por los...
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