El abanico de Lady Windermere: Acto IV
El abanico de Lady WindermereCuarto acto de Oscar Wilde Descoración: La misma decoración que en el primer acto. LADY WINDERMERE.- (Tendida en el sofá.) ¿Cómo podré decírselo? No puedo decírselo. Me mataría. Me pregunto qué sucedería después de escapar yo de aquella horrible habitación. Quizá ella le dijo la verdadera razón de encontrarse allí, y el auténtico significado de ese abanico fatal que me pertenecía. ¡Oh! Si lo sabe, ¿cómo podré mirarle otra vez a la cara? No me lo perdonará nunca. (Toca el timbre.) Cree una vivir segura..., fuera del alcance de la tentación, del pecado y de la locura. Y luego, de repente... ¡Oh! La vida es terrible. Nos gobierna, y no nosotros a ella. (Entra ROSALIA por la derecha.) ROSALIA.- ¿Me llamaba su señoría? LADY WINDERMERE.- Sí. ¿Ha averiguado usted ya a qué hora volvió anoche lord Windermere? ROSALIA.- Su señoría no volvió hasta las cinco. LADY WINDERMERE.- ¿Las cinco? ¿Sabe usted si llamó en mi puerta...
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