Dos mujeres: 04
Capítulo III 04 Pág. 04 de 34 Dos mujeres Gertrudis Gómez de Avellaneda Carlos de Silva era uno de aquellos que las mujeres juzgan a la primera mirada, y de los que suelen decir en su interior: -¡Feliz aquella a quien ame! En efecto, sus ojos revelaban un alma ardiente y apasionada, y un corazón generoso, lleno de fe y fácil a exaltarse, así como su frente llevaba el sello de la inteligencia y de una noble altivez. Había en su fisonomía todo el ardor, todo el entusiasmo de la primera juventud, templados ligeramente por una tintura de orgullo y de melancolía. Era un hombre hermoso en toda la extensión de la palabra, pues su hermosura era enteramente varonil, y observando aquel rostro tan joven, presentíase que más tarde debería tener un gesto de severidad. Pero, entonces, Carlos no tenía más que veinte años. Los doce primeros de su vida los había pasado cerca de su tía, en la atmósfera de devoción y de austeridad que la rodeaba. Habíanse...
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