Don Gil de las calzas verdes: 023
Escena II 023 Pág. 023 de 195 Don Gil de las calzas verdes Acto I Tirso de Molina CARAMANCHEL Serví luego a un clerigón un mes (pienso que no entero) de lacayo y despensero. Era un hombre de opinión: Su bonetazo calado, 435 lucio, grave, carilleno, mula de veintidoseno, el cuello torcido a un lado; y hombre, en fin, que nos mandaba a pan y agua ayunar 440 los viernes, por ahorrar la pitanza que nos daba; y él comiéndose un capón (que tenía con ensanchas la conciencia, por ser anchas 445 las que teólogas son), quedándose con los dos alones cabeceando, decía, al cielo mirando: ¡Ay, ama, qué bueno es Dios! 450 Dejéle, en fin, por no ver santo que tan gordo y lleno, nunca a Dios llamaba bueno, hasta después de comer. <<< Don Gil de las calzas verdes de Tirso de...
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