Clemencia Primera parte: 12
ClemenciaPrimera Parte Capítulo XII de Fernán Caballero Primera parte Capítulo XII Cual el niño que despoja una rosa, y echa sus hojas al aire, el tiempo va deshojando los meses, y echando sus días en lo pasado. Pasan y pasan éstos en su incesante marcha: tal rápido, alegre y risueño, como un amorcillo alado; tal enlutado y grave como fantasma; tal sereno y santo como un ángel: éste es aquel en que hemos hecho una buena acción. Pero ninguno deja más paz en el corazón y acerca más el alma a Dios, ninguno marca con más placer con su dedo nuestro buen ángel, que aquel en que perdonamos a un enemigo; y si después de perdonarlo, le hacemos bien, es que nuestra alma ha sido digna de que en ella resuene el eco de aquella santa y gloriosa deprecación: Padre, perdónalos. Todos somos caritativos; un alma sin caridad no existe, o si existe es un monstruo tal que no se concibe; pero no lo somos bastante. La caridad es la única cosa en que no cabe exceso: amor no dice...
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