Cañas y Barro: 53
none Pág. 53 de 158 Cañas y Barro Vicente Blasco Ibáñez Las murmuraciones que circulaban por el Palmar llegaron hasta el tío Toni, y una noche, sacando éste a su hijo fuera de la barraca, le habló con la tristeza del hombre fatigado que lucha inútilmente contra la desgracia. Tonet no quería ayudarle, bien lo veía. Era el perezoso de otros tiempos, nacido para pasar la existencia en la taberna. Ahora era un hombre; había ido a la guerra, y su padre no podía levantar sobre él la mano, como en otros tiempos. ¿No quería trabajar...? Bien; él continuarla la obra completamente solo, aunque reventase como un perro, siempre con la esperanza de dejar al morir un pedazo de pan al ingrato que le abandonaba. Pero lo que no podía ver con calma era que su hijo pasase los días en casa de Cañamel frente a su antigua novia. Podía ir si quería a otras tabernas; a todas menos a aquélla. Tonet protestó con vehemencia al oír esto. ¡Mentiras, todo mentiras!...
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