Bendición de la tierra - Libro Segundo. Capítulo 10
Una mujer sigue su camino, cuesta arriba, a través de la comarca solitaria. Cae una llovizna de estío; pero ella no se preocupa, porque en otras cosas tiene puesto el pensamiento; ansía saber si... Es Barbro, la hija de Brede; motivos le sobran para estar ansiosa, pues ignora cómo pueda acabar la aventura. La señora del delegado la ha despedido. Así están las cosas. Da un rodeo para no acercarse a las granjas. Le sería desagradable encontrar a sus habitantes. Cualquiera de ellos adivinaría al momento el fin de su viaje, pues va cargada con un lío de ropa a la espalda. Sí; va hacia Tierra de Luna, y allí piensa quedarse. Diez meses, que no es poco, ha servido a la señora delegada; no es poco, porque estuvo contando los días y las noches. Pero si piensa en la sujeción y en los pensamientos que vuelan y vuelan, aquello había sido una eternidad. Al principio, todo iba bien: la señora Heyerdahl se cuidaba mucho de Barbro, le regalaba delantales y otras prendas y era una...
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