Así paga el diablo: 06
Capítulo VI 06 Pág. 06 de 09 Así paga el diablo Felipe Trigo Partió con Garona el coche. Juan sintió a Martina. -Don Juan, la señora llegó ayer. Me ha encargado que le ordene usted su biblioteca ahora, antes que ella se levante. -¿Su biblioteca? -Sí. Está por el otro lado de este piso. Venga usted. Es cuestión de un rato. Juan, que tenía mucho que escribir y que estaba viendo además en Martina un algo de perversa confidencia, pensó en hacerse substituir por Victorino. Victorino estaba viniendo a la biblioteca desde hacía tres días. Garona habíale visto ya, y había quedado prendado de él... ¡No, no debiera Juan meterle en confianzas! Se levantó, y cruzó el hotel guiado por Martina... Salones, gabinetes... todo con alfombras, todo medio a obscuras. -Aquí. Son esos libros. Se ve poco; pero no abra mucho más ni haga ruido, porque está durmiendo la señora. Y le dejó en un camarín de sedas color malva. Apenas se veía. La luz del jardín entraba...
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