Ángel Guerra: 117
Ángel Guerra Tercera parte - Capítulo III – Caballería cristiana de Benito Pérez Galdós XIII Conviene indicar que Zacarías se humanizó. Después de tres días de ausencia de la casa conyugal, apareció una mañana con semblante sombrío, extenuado y soñoliento, cual si hubiera sufrido largas vigilias o si acabara de realizar enormes esfuerzos corporales. No se hallaba Guerra en la casa cuando entró, y sí Mancebo, que tuvo más miedo que vergüenza y no sabía qué decirle. El desdichado armero pareció interesarse por su mujer, mostrándose solícito con ella ¡a buena hora! y pesaroso del abandono en que la había tenido. Con Ángel estuvo receloso y como avergonzado, balbuciendo excusas, alabando fríamente lo que en su ausencia se hizo, y prometiendo enmendarse y cuidar de su familia como era su obligación. Bien se le conocía que le encantaba no tener que recurrir a su flaco bolsillo para las distintas necesidades que surgían. Creyérase que brujas o duendes...
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