Ángel Guerra: 067
Ángel Guerra Segunda parte - Capítulo III – Días toledanos de Benito Pérez Galdós VIII Retirose con el corazón oprimido, necesitando preguntar a los transeúntes para desenredar la madeja de calles hasta Zocodover. Su carácter sufrido y dulce, aún en las mayores adversidades, impedíale alborotar en medio de la calle, y tragándose su amargura y bebiéndose las lágrimas, llegó a la posada, y no quiso tomar alimento. Por la noche otro rebumbio, porque se pareció por allí Fausto, que en compañía de su amigo el litógrafo vivía, y pidió dinero a su padre y como éste no se mostrara propicio a dárselo, embistió a su hermana, sabedor de la visita nocturna de Ángel, y presumiendo que éste habría provisto el portamonedas de su amiga, en lo cual no se equivocaba. Pero aconteció que Dulce tampoco quiso atender a las necesidades del calculista lotérico, y de estas negativas resultó un ruidoso tumulto. Doña Catalina, amagada de un nuevo ataque, echó la culpa...
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