Amalia: 68
Amalia: Primavera de sangre Quinta parte, Capítulo 10 de José Mármol Ya los pájaros cantaban al asomar el día el himno misterioso de la Naturaleza a su creador. La golondrina volvía de sus calientes climas, y cruzaba rápida y sin destino, como las imágenes del delirio. El duraznero ostentaba todo el lujo de sus estrellas color de rosas y violetas; y entre los glóbulos dorados de su flor se cuajaba el germen de su exquisito fruto. El nardo se levantaba altivo, como la palmera del desierto; y a su pie la tímida violeta se escondía entre sus pabellones de esmeralda, lastimada de su punzante aroma. El jacinto asomaba gracioso a respirar el aire primaveral que lo rizaba. Y la espléndida reina de las flores abría su globo de púrpura para beber el llanto de la aurora, dejando herir su seno por el rayo del matutino sol, a cuyo influjo fermentaba el ámbar que encerraba; como la virgen que deja penetrar por su pupila la mirada ardiente que va hasta el corazón, y roba y...
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