Amalia: 66
Amalia: La ballenera Quinta parte, Capítulo 8 de José Mármol La noche estaba nebulosa pero suave; el río tranquilo; una brisa fresca, pero suave, picaba ligerísimamente las aguas que, en alta marca, cubrían las peñas de las costas y se derramaban sin rumor en las pequeñas ensenadas de sus orillas. Apenas, de vez en cuando, se dejaba ver una que otra estrella en el firmamento al través de los pardos celajes, como aparece una que otra esperanza en el cristal empañado de una alma desgraciada. A las nueve de esa noche, una embarcación había desprendídose del costado de una de las corbetas bloqueadoras con un joven oficial francés, el patrón y ocho marineros. En la primera hora, la ballenera corrió al largo con su proa al oeste cuarta al norte, con su vela englobada, ligera y graciosa como una creación de la noche posada en el ala de la brisa, mientras que el joven oficial, envuelto en su capa, y tendido sobre el banco de popa, con esa indolencia característica del...
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