A Pompeya
A Pompeya de Pedro Antonio de Alarcón Cuando amanezca el iracundo día que en la mente de Dios leyó el Profeta, y, al agrio son de la final trompeta, abandone de Adán la raza impía, ora el sosiego de l ahuesa fría, ora los lares de la vida inquieta, y pase el JUICIO extremo, y el del Planeta quede la extensa faz muda y vacía, no será tan horrendo y pavoroso encontrar por doquier huellas del hombre y ni un hombre en campiñas ni ciudades, como verte, sin vida ni reposo, desierta y mancillada por tu nombre, expiar ¡oh Pompeya! tus maldades. Sonetos de Pedro Antonio de Alarcón A Carmen, al piano - A Pompeya - A Ronconi - A San Ramón Non Nato - A la bandera del batallón de Ciudad Rodrigo - A mis hijas en sus días - A... (Alarcón) - Adiós al vino - Al vino «Abolengo» de las bodegas de Misa (Jerez) - Chispas y...
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