A fuego lento: 07
A fuego lento de Emilio Bobadilla Capítulo VII Al día siguiente leía doña Tecla en La Tenaza la crónica de la fiesta, firmada por Ciro el Grande (a) Petronio. A todo el mundo, menos al doctor, adjetivaba hiperbólicamente, inclusa doña Tecla. «La amable y bondadosa misia Tecla.» «Fue una fiesta brillante que dejará grato e imperecedero recuerdo en la memoria de cuantos tuvieron la dicha de asistir a ella. Se bailó, a los dulces sones de una orquesta deliciosa, hasta las cinco, en que la rosada aurora abrió con sus dedos de púrpura las puertas deslumbradoras del Oriente. Se repartieron con profusión dulces y helados, y a eso de las cuatro se sirvió un espléndido buffet (esto lo puso por recomendación del Presidente) que por lo desapacible del tiempo y lo avanzado de la hora en que las damas sólo deseaban el mullido lecho, volvió íntegro al Café Cosmopolita, cuyo magnífico repostero bien puede competir con los más afamados de París.» (Así solía pagar...
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