La tentación del juicio teleológico en Historia. Un ejemplo
««Pero la poesía se dividió conforme a la índole de los poetas. En efecto, los [que pasaban por] más respetables […] componían desde un principio invectivas, al igual que otros componían himnos y encomios [elogios y reprobaciones]…» [1]» El poeta es un imitador, y el historiador es uno más de entre la clase de los poetas. Igual que el pintor o el hacedor de imágenes: fragua representaciones. Luego «necesariamente tendrá que imitar de una de las tres maneras posibles; o bien como eran las cosas o [como] son, o bien como se dice o se cree que son, o como deben ser».[2] Y así el poeta, así la intención, y así la poesía: positiva, estética, moral. Pero igualmente en la trama no debe haber nada injustificable.[3]Si se han descrito cosas imposibles, se ha cometido un error, error que solo pasa si es que la poesía alcanza el fin que le es propio. ¿Y cuál es este fin propio del arte, que es de forma conmutativa, propio del...
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