Autoridad y autorización de una femme savante
Marie de Gournay deseaba singularizarse: quería hablar y ser escuchada, escribir y ser leída, porque estimaba que tenía ideas originales, distintas de lo común, dignas de ser debatidas. Para ello demandaba, en primer lugar un espacio público no exclusivo, un espacio abierto en el que las mujeres pudieran expresarse. Dicho con otras palabras, trataba de establecer un espacio político más allá del que preveía el orden jerárquico de los sexos, en el que poder conversar entre mujeres y hombres y en el que se escuchara y respetara la palabra femenina, atendiendo a su significado y no negándola por principio, ni desdeñándola con un simple: «es una mujer la que habla», como escribió en el prefacio de 1595 y después en ese espacio público compartido, deseaba afirmar su palabra y desarrollar sus capacidades de mujer pensante con ideas propias que quiere trasmitir al mundo. En su lucha por construir ese lugar simbólico, necesario para actuar, desplegará su erudición...
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