Aunque la responsabilidad de una obra es, en última instancia, de quien la firma, decir siempre que es fruto del trabajo de numerosas personas es algo más que obviedad. A veces, las aportaciones, aunque relevantes, son tan sutiles que solo tras verla impresa es posible reconocerlas. En otros casos, en cambio, no es posible avanzar sin el concurso de personas que calladamente aportan su trabajo, voluntad o afecto. O, como en el caso de José Luis Ruiz Abreu, las tres cosas. Él ha reconocido el terreno, seleccionado fotografías, regalado consejos y siempre ánimo. De hecho, podríamos decir que ha sido un asistente imprescindible de la edición que aquí se presenta, si no fuera porque tal consideración reduce en mucho lo que nos ha aportado. Con Ruiz Abreu, el fotógrafo Martín Barrios recorrió parte de la ruta que en su día hicieron los frailes logrando un magnífico reportaje del que las fotografías que en esta obra se presentan, y que amablemente nos ha cedido, son solo la...